Bessone destacó que tanto las víctimas como los perpetradores en este tipo de casos son cada vez más jóvenes. Desde hace varios años, esta ciudad mediterránea ha sido escenario de una guerra territorial entre clanes por el control del lucrativo mercado de drogas.
Un reciente incidente involucró a un adolescente que fue contratado a través de redes sociales por un recluso de 23 años para intimidar a un competidor. Su tarea consistía en prender fuego a la puerta del apartamento de su objetivo, a cambio de 2,000 euros (aproximadamente $2,100). Sin embargo, el adolescente fue descubierto por miembros de una banda rival, quienes le propinaron numerosas puñaladas antes de prenderle fuego mientras aún estaba vivo.
El mismo recluso luego reclutó, también mediante redes sociales, a un joven de 14 años para vengar la muerte del primero, ofreciéndole $50,000 para matar a un miembro de la banda rival. Cuando se dirigía a cumplir con esta misión, el adolescente presuntamente le pidió al conductor del automóvil que le esperaba que no se fuera, pero al negarse, el menor le disparó en la cabeza.
La víctima, un padre de familia de 36 años y empleado de un servicio de transporte privado, no tenía ninguna relación con el tráfico de estupefacientes, según la fiscalía. Este caso marca la primera víctima colateral del año, según Bessone.
